EL Amparo es cuna de otra tradición icodense, la romería del Poleo que es la celebración en la que se sube al monte a recoger el poleo para adornar la festividad de la virgen, una vez más acompañados por la tradicional Orquesta del Poleo al compás del tajaraste. Dicho poleo es traído para decorar el pórtico de la Iglesia de Nuestra Señora de El Amparo, engalanando la parte central con el llamado bollo que es un enorme bizcocho recubierto por los llamados alfeñiques que son también figuritas de azúcar. En las esquinas se colocan las madamas que son grandes muñecos de pan. Todo ello acompañados de cintas de colores, cestas de frutas, palma y el ya famoso poleo.
Cantares, baile, buen vino y algo de comer; gente que lleva las ofrendas de ramas de poleo, que bailan, danzan y rezan, en esa mezcla de tradición y modernidad, de fe y costumbre. Las emociones brotan sin que las busques en torno a la subida a por la rama, en los acordes del ancestral tajaraste, en los encuentros con los peregrinos, en esa muchedumbre que parte de la plaza de la Pila para subir al Amparo. Testigo mudo esa iglesia sobria, el templo de la virgen milagrosa, datado a finales del siglo XVI, de particular estructura y en la que destaca la “media naranja”.
Todo un ceremonial que se repite año tras año y que hay que vivirlo para poderlo contar, pues la Virgen de El Amparo es Alcaldesa Honoraria y Perpetua de Icod de los Vinos desde el 27 de junio de 2000.
Destacar el tajaraste interpretado por la orquesta El Poleo, acompañado por el pito o la flauta, hoy en día casi sustituida por el acordeón, las castañuelas, y el tambor donde se recopilan los cantos de relaciones bailados en dos parejas, de ahí el nombre de baile a cuatro.